Fenómeno Verdon

Qué placer el olor a papel recién salido de imprenta. Y más todavía cuando entre esas letras tipo aldus se esconde la última historia de David Gurney. Ya la estoy devorando y sí, sigue la gran estela que primero nos fascinó con Sé lo que estás pensando y luego nos conmovió con No abras los ojos. John Verdon ha sabido construir un gran personaje y un magnífico universo cotidiano que resulta muy fácil de surcar. Su estilo claro, directo, cinematográfico, que con pinceladas certeras es capaz de recrear en tu cabeza una escena, no importa si dramática, tensa o liviana. Todo fluye en la prosa y en los diálogos de Verdon. La excusa para la vuelta a escena de Gurney, que acepta ayudar a la hija de la periodista Connie Clark, aquella que hizo mito a este policía agudo y penetrante. Pero, lógicamente, no se conformará sólo con asesorar su trabajo documental sobre un asesino en serie nunca capturado. La trama está servida. No hace falta decir más. Por delante, 495 páginas que, una vez más, se harán cortas y que, seguro, mantendrán el nivel de este fenómeno literario de consumo masivo. Para algo más que fieles.
 
 
Deja en paz al diablo, de John Verdon, publicado por Roca Editorial. A partir del 18 de junio.

Literatura y fútbol son compatibles

La Feria del Libro de Madrid, dedicada precisamente a Italia, se despedía el día del debut de España ante la selección transalpina en la Eurocopa. Eso nos inspiró para elaborar un vídeo en Informativos Telecinco sobre la consonancia entre el fútbol y la literatura. Podemos pensar que son términos antagonistas. Pero las ventas y la cantidad de títulos publicados demuestran que las letras y el deporte rey mantienen una relación cada vez más estrecha.
 
 
Puede parecer una isla. Pero no, la Eurocopa y el fútbol también se han colado en el evento editorial más importante del país. Incluso se ha dedicado una de las tertulias a la relación, cada vez más estrecha, entre la literatura y el deporte rey.

«Hace unos meses presentamos una novela, El campo de Bucéfalo, de José María Otero Lastres, en el palco del Bernabéu con Íker Casillas y nos ayudó a vender muchos libros», explica Basilio Rodríguez, responsable de Ediciones Sial. «Por tanto, también el fútbol y los futbolistas pueden ayudar a difundir la literatura».

 
Futbolistas presentando libros y libros dedicados a futbolistas y deportistas. Por ejemplo, a Rafa Nadal o al propio Íker Casillas. Los hallamos en una librería especializada en deporte, que ha buscado su hueco entre las 350 casetas. La selección española está entre sus best-sellers. Como nos cuenta el librero Javier Aranda, «han salido bastantes libros a raíz de ganar el mundial». La guía de la Eurocopa 2012 es el que más ha vendido en estos días.
 
 
También encontramos sellos editoriales, como Córner, dedicados en exclusiva al balompié. «La selección española tiene un estilo y, por tanto, tiene un porvenir», comenta el escritor Juan Cruz, autor de Viaje al corazón del fútbol.
 
Está claro que fútbol y literatura no son para nada antónimos. «Cada vez son más compatibles», explica el ex futbolista Jorge Valdano. «La literatura se ha desprejuiciado, ha integrado las emociones en su ámbito y ahí el fútbol entra con toda autoridad».
 
Por supuesto, los títulos que encontramos en la feria madrileña dan mucho juego. Para el escritor Carlos Parrilla, autor de la saga El elegido (Entrelíneas Editores), el elegido en esta Eurocopa será Fernando Torres. El sentimiento de todos está claro. Para el poeta Luis Eduardo Vargas Osorio, que firma Tu sentimiento y el mío (Éride Ediciones) , «la pasión leyendo una poesía es igual que estar en una cancha de fútbol». En la victoria y en el dolor cuando se va perdiendo. María Izquierdo, escritora y deportista nata, autora de El dolor del cariño (Entrelíneas Editores), «el dolor y el esfuerzo es imprescindible para que los jugadores, ante un resultado adverso, crezcan y acabemos ganando el partido». Y la selección está preparada. Para el hipnoterapeuta y experto en coaching Benigno Horna (ha publicado PNL, Inteligencia emocional, LNV e hipnosis en MHRP), la clave para España es que «no van solamente a ganar, van a disfrutar y hacer disfrutar al público». En definitiva, todos apoyando para no caer, como puede entenderse al ver el título de la novela de Amparo Tortosa, Resbalando en el vacío (Edypro Pigmalión). «Al contrario», nos confiesa la autora, «lo que tratado de definir con este título es la sensación de felicidad, como la de un niño deslizándose por un tobogán».
 
Así que con tanta afición entre letras, cada uno hará lo que pueda para no perderse el encuentro. El librero Julio Casanovas nos reconoce que, aunque la Feria no echa el cierre hasta las 21:30, «nos iremos con los colegas editores a un bar para ver el partido, que está emocionante». Porque la Roja también escribirá sus líneas de historia en esta Eurocopa.

Buenrollismo

Hay novedades subjetivas, sólo para uno mismo, pero no por eso dejan de perder valor. Hace poco escuché el álbum Sweep me away de Fredrika Stahl. Tiene ya un par de años y pensé que no merecía la pena dedicarle una entrada. Pero a renglón seguido me dije «qué demonios, y por qué no, al igual que yo lo acabo de descubrir es posible que alguien más lo oiga por primera vez». Así que dicho y hecho.
Esta sueca afincada en Paris, en el país vecino vivió su infancia, suena suave, pero no melosa. Ideal para mirar por la ventana y sonreír a esas calles a veces un poco grises, dejarse contagiar por su frescura. Y soñar porque pronto vuelva a escribir sus letras y componer y nos ofrezca su cuarto trabajo. Si sigue el ritmo –A fraction of you (2006), Tributaries (2008) y Sweep me away (2010)-, en este 2012 ya toca. Así que aguardamos ansiosos. No nos falles.

Una versión de Fredrika de la canción infantil Twinkle Twinkle Little Star fue la elegida para una campaña publicitaria del Nissan Juke.

Lupus talentum

La loba

Nuria Espert y Víctor Valverde

Sabéis de mi debilidad por esa fiera de la escena llamada Nuria Espert. Y semejante monstruo de las tablas le iba como anillo al dedo a La loba que imaginó Lillian Hellman para retratar la ambición y la falta de escrúpulos, pero a la vez el sueño, la inteligencia y la superación. Esa paradoja en un mismo ser, esa mezcla perfecta entre agresividad, dureza y ternura, es la viva imagen del lobo aullando a la luna llena. Y la encarna a la perfección ese animal del teatro. Ella sostiene una obra profunda, cruda. Las risas del público en algunos momentos verdaderamente dramáticos, intensos, estremecedores creo que sólo obedecen al afán del personal de ir a un espectáculo predispuesto a divertirse. Pero bueno, cada uno amortiza la entrada como soberanamente quiere. Una pena. No sé qué se le tiene que pasar por la cabeza a un actor en un momento así, astringente, y que la reacción del respetable sea una risilla cómica. Acostumbrados estarán. Actores que, junto a la Espert, dan una buena cristalización a la obra del Centro Dramático Nacional y Juanjo Seoane.

La loba

Jeannine Mestre y Carmen Conesa

La loba

Nuria Espert interpreta a Regina Hiddens

A mi gusto, Carmen Conesa, y mira que me agrada, e Ileana Wilson, son las que desentonan una pizca en este gran coro. Menudas voces la de Héctor Colomé o Víctor Valverde. Qué sinuosidad la de Ricardo Joven. Qué credibilidad la de Paco Lahoz. Y aunque un poco exagerado en gestos, el joven Markos Marín se ajusta perfectamente a un engranaje que tiene su lubricación ideal en Jeannine Mestre en un papel complicado como el de Birdie Hubbard.

La loba

Fotografías: David Ruano

En definitiva, un buen texto -el de la dramaturga y guionista Lillian Hellman, valiente y comprometida, ‘bruja’ para McCarthy, y en el que también participó su compañero Dashiell Hammett– y una buena puesta en escena a cargo de Gerardo Vera y todo su equipo artístico y técnico.

La loba se representa en el teatro María Guerrero de Madrid hasta el 10 de junio.

MIB 3: Men In Boredom*

Anoche maté dos pájaros de un tiro. Bueno, fueron 3 ó 4. Llevaba un tiempo con ganas de ver una película en 3D. La única que había presenciado, un mediometraje, fue en la Expo’92 de Sevilla. Y antes, casi me olvido, cuando la Teleindiscreta regaló esas gafas de cartón y celofán rojo y azul porque iban a emitir en TVE no sé qué película en esos mismos dos colores, pues también hice el experimento como miles de ciudadanos de buena fe. Fue un churro. Pero entiendo que la ciencia es así, método empírico ensayo-error. Había oído historias con eso de las tres dimensiones en el cine que recordaban a aquellos señores que salían despavoridos al ver el famoso tren de los hermanos Lumiére. Así que cuando acudí a ver la exposición sobre los inventos de Leonardo Da Vinci en Madrid, no me quise perder lo primero el pequeño vídeo en 3D sobre el genio italiano. La experiencia no estuvo mal. Curioso al menos. No es tan emocionante como los libros de realidad tridimensional, esos que si no sabes cómo poner los ojos no ves un pijo, pero mucho más cercano a la realidad sí. Antooooonioooooo, que te estás enrollaaaaaandoooooo. A lo que iba, que la experiencia con Da Vinci se me quedó algo corta, esperaba una oportunidad para ver un film de esos. Hice un primer intento con la nueva de Tintín. Pero la versión on-line de la Guía del Ocio me jugó una mala pasada. Anunciaba la película en un cine a una hora y cualquier parecido con la realidad fue una coincidencia. Al menos, nos sirvió para ver Margin Call. Algo salimos ganando.

Pues a lo que iba, que anoche me lancé a la aventura de nuevo. Eso sí, asegurando. Había película y en 3D. Ok. Cenamos antes la cuadrilla de amigos, disfrutamos de un buen rato y mejor conversación, les conté una historia que hacía tiempo les debía y que no viene al caso en estas líneas (de ahí algunos de los pájaros de un tiro) y, tras una buena provisión de limonada, nos metimos en la sala 9. Íbamos a ver la nueva entrega de Men In Black. Había leído que, después de las dos primeras, lejos de languidecer, el tercer episodio de los cazamarcianos era el más sublime de los tres. Craso error. Algunas críticas inoculan unas expectativas que luego, si no se cumplen, frustran doblemente. A mí me daba igual. Sólo quería disfrutar del nuevo ingenio visual del 3D. Pero, claro, si era una gran película, te emocionas. Y no, no me dormí. Y sí, alabo la intención de crear una nueva historia partiendo de una premisa que creo que funcionó en la original. Sabéis que no me gusta, en absoluto, desvelar nada, porque soy de los que prefiero entregarme virgen a una experiencia cultural. Pero quitando lo que ya sabemos sobre los hombres de negro, la gracia de que estamos rodeados de marcianos (desde Mike Jagger a todas las modelos de pasarela), esta cinta sólo aporta un clásico viaje en el tiempo con sus incoherencias temporales y poco más. Un guión entre empalagoso y mantecoso con unos diálogos más que predecibles, al igual que todo el desarrollo de las tramas, principal y secundarias. Será que ya soy viejo pellejo difícil de sorprender. La única pena, que para interpretar al agente K de joven yo hubiera llamado a Josh Harnett, uno de esos parecidos razonables que llevan a pensar que ese chaval es un hijo secreto de Tommy Lee Jones. ¿O no?

Men in Black 3, ahora mismo en cines.

(*) Aburrimiento

Alevosía arriesgada

Ni la peor crisis puede acabar con la cultura. Precisamente ahora, en el momento más complicado, hay quien quiere complicarse aún más. Siruela, uno de los sellos más solventes del mundo editorial en español, se lanza a una nueva aventura. Podría parecer un salto al vacío, un gesto desesperado ante un panorama oscuro. Pues de esa nocturnidad nace Alevosía. Un delito consciente en un panorama extraño. Se saben culpables, pero no temen la sentencia. No me extraña. Siruela lleva tres décadas echando el lazo a buenos títulos en la selva de las letras. Y con esa experiencia, pretenden guiarnos en el safari literario para mostrarnos especies más comunes, pero con su propia visión. Así, encontrarán su hueco novelas históricas, sagas familiares o best-sellers. Porque también en esas obras tachadas de menores se puede encontrar literatura de la buena. Ése es su reto. No será fácil. Y es posible que la aventura acabe perdida en el laberinto del mercado, los balances, las descargas o la saturación. Pero intentarlo siempre merecerá la pena.  

Cuando los dioses escriben el libro del destino, de Alice Albinia, y Te escucho, de Federica de Paolis, son sus dos primeros lanzamientos, al que seguirá Media vida, de Darin StraussNational Book Critics Circle Award en Estados Unidos- y otros once libros con buena pinta. De momento, lo que he leído de Te escucho, el tercer trabajo de la italiana Federica de Paolis tras Lasciami andare y Via di qui, me está enganchando, aunque el argumento recuerde a una historia maestra, La vida de los otros.

Bonito estampado

Irene Herrero ha llevado siempre una fotógrafa dentro. Por fin ha querido compartirlo con el resto de los mortales. Inaugura su espacio virtual. Gran escaparate para un gran talento. Lo que para los demás es un parpadeo, para ella es una obra de arte. El color es su materia prima y sabe ganarse su favor. Intenso. Divertido. Atrevido a veces. Confío en que se desmelene del todo.

ireneherrero.com

La providencia

Tuve la suerte de conocer a Flavia Totoro el otro día por pura casualidad. Salíamos de comer de uno nuestros restaurantes indios favoritos, el Ganga, sencillo pero sabroso, y al pasar delante del Centro México Madrid vimos que había una exposición aparentemente atractiva. Qué mejor forma de hacer la digestión del cordero tikka masala que con talento plástico del bueno. Y así nos encontramos con Mexclarte, una iniciativa que aglutina a artistas mexicanos afincados en España, principalmente en su capital. Su primera exposición colectiva se clausura este mismo sábado -ya lo siento-, pero estoy seguro de que habrá nuevas oportunidades.

La muestra, de escultura, pintura, fotografía y videoarte, reunía una colección heterogénea en lo artístico, homogénea en lo cultural si nacer en un país se puede tildar de eso. De hecho, parecía haber un leitmotiv en casi todas las obras que te arrastraba a esos 9000 kilómetros de lejanía física, que no emocional. Me gustó. Me llamó especialmente la atención una de las pinturas, un enorme carboncillo mitológico con el nombre de Diosa azteca. Y la providencia quiso que su autora estuviera precisamente allí. Flavia Totoro se nos abrió de par en par. Su entusiasmo brotaba al mismo ritmo que te envolvías en todas las historias que aglutina el lienzo. La diosa preñada, henchida, que acoge y mantiene la distancia, que encierra en sí a todas las diosas precolombinas y las vírgenes católicas. Una metáfora geométrica, un bucle que crece entre la vida y la muerte.

Flavia transmite. Se nota. En ella y en su arte. Sólo hay que ver las miradas de sus retratos –Paisaje anónimo– que se exponen en el Instituto Mexicano en España, en la carrera de San Jerónimo, frente al Congreso de los Diputados. Hasta el 8 de junio.

Talento y suicidio

En el teléfono llevo sólo cuatro discos metidos: We started nothing de The Ting Tings, Greatest hits de The Offspring, Cuando el destino nos alcance de Lori Meyers (el que uso para pasar la aspiradora en casa) y Day & age de The Killers. Losing touch es el primer tema de ese long play que Human colocó en el estrellato. Pero me quedo con esta canción de apertura. Es la que más me gusta y es, sin duda, la que mejor se refiere a la noticia que me ha trastocado hoy: la muerte de Thomas Marth, el que fue saxofonista del grupo estadounidense.

«Consuélame en mi hora oscura, podría ser que la verdad sea siempre gris», dice la letra. La pena, que el bueno de Marth, al contrario que en Losing touch, no ha conseguido encontrar el camino de vuelta a casa. O que la única senda que vio transitable fue la del suicidio. Una lástima.

Tras un año largo de parón, The Killers retomó sus actuaciones en directo como previa a una gira con nuevo disco, Battle born, que arrancará en julio en Dover y que le traerá a España, al Dcode Fest en Madrid, en septiembre. Tendrá que ser sin el saxofonista que completó la formación en la grabación de Sam’s town y en el exitoso Day & age, incluida la gira mundial que durante dos años llevó al grupo de Las Vegas a lo más alto de lo más alto.

Oscura y monótona

Lo tenía en mi lista de pendientes. Premio Tusquets de editores de novela de 2009. El jurado, presidido por Juan Marsé y compuesto por Almudena Grandes, Jorge Edwards, Élmer Mendoza y Beatriz de Moura. Pues no sé cómo iría la elección de emocionante, pero si hubiera dependido de mi voto, esta obra no hubiera ganado. El estilo narrativo de Sergio Olguín me ha gustado. En cierto modo, también sus tiempos. Pero la historia, en absoluto. En ningún momento llego siquiera a empatizar con el protagonista. Tal vez lo que se pretendía era eso. Pero ni me he dejado arrastrar por la supuesta espiral de caída libre, ni por la trama sexual, ni por los bajos fondos presuntamente desgarradores, ni por la obsesión, ni por la doble moral.  Simplemente, me ha dejado frío. No obstante, daré una nueva oportunidad al autor argentino si vuelve a caer una obra suya en mis manos. Ojo. Se lee rápido. Es ágil. Incluso en algún momento casi te puede hasta enganchar. Pero nada más. Es mi opinión. Seguramente equivocada. Seré difícil de impresionar. Pero Laura, tranquila, fue un buen regalo. El libro y, cómo no, que España ganara el Mundial de fútbol. El pulpo Paul también se podía equivocar. Y mejor que errase en un libro que no me ha aportado, pero que tampoco me ha quitado. Raro sería. Gracias por acordarte de mí. Ése es el mejor regalo.

Oscura monótona sangre está publicado por Tusquets Editores

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